Envueltos en la disputa sobre si mis alumnos son o no fracasados, empiezo a contarles la historia de Eric Moussambani, apodado “la anguila”. Eric se dio a conocer internacionalmente al participar en las olimpiadas de Sidney del año 2000. Eric participó representando a su país, Guinea Ecuatorial, en la prueba de natación de 100 metros libres.
Apago las luces y vemos el video de la extraña carrera de clasificación que disputó Eric.
Eric disputó una carrera clasificatoria junto a otros dos nadadores que, fueron inicialmente descalificados por realizar una salida nula. A partir de aquí Eric queda automáticamente clasificado para la siguiente fase, pero deberá realizar la prueba para tener un tiempo oficial de clasificación. Eric consigue una marca cercana a los dos minutos, emplea más del doble de tiempo que la mayoría de sus competidores en nadar los 100 metros. Los últimos metros resultan agónicos, por momentos parece que Eric no alcanzará el otro lado de la piscina y se ahogará. Algunos comentaristas televisivos no pueden contener las risas y los chistes fáciles. Eric ha realizado una de las carreras más patéticas que se recuerdan en la historia del olimpismo.
Tras observar la carrera y comentarles la historia pregunto: ¿Consideran que Eric es un fracasado, o por el contrario es un ganador, ya que ha conseguido el objetivo de clasificarse para la siguiente ronda?. Dejo que los comentarios se decanten hacia la crítica y que al poco lleguemos al consenso de que por mucho que haya obtenido la clasificación, Eric está más cerca del fracaso que del éxito.
Primera parte superada: El éxito o el fracaso no están necesariamente relacionados con el resultado obtenido.
Tras este debate les doy algunos detalles clarificadores sobre los antecedentes de esta carrera. Moussambani participa en los juegos olímpicos sin conseguir el tiempo mínimo necesario para clasificarse, gracias a un sistema diseñado para permitir la participación de deportistas de países en vías de desarrollo. Es decir, Guinea Ecuatorial recibe una invitación para participar en natación en estas olimpiadas con el objetivo de incentivar el deporte en este país, que por méritos propios no podría obtener representación. Moussambani es designado como representante unos meses antes de la competición y empieza a entrenar en una piscina de 20 metros de largo ubicada en un hotel de la capital, ya que no tiene acceso a piscinas reglamentarias de 50 metros, debido a la carencia de infraestructuras de su país. Tras una entrevista posterior a la carrera, reconoce que realmente a punto estuvo de ahogarse en los últimos metros, acostumbrado como estaba a nadar en una piscina de menos de la mitad de longitud. La piscina olímpica le pareció tan gigantesca que pensaba que no tenía que hacer el trayecto de ida y vuelta.
Vuelvo a preguntar, ¿consideramos un fracasado a una persona capaz de nadar en poco menos de dos minutos los 100 metros libres, teniendo en cuenta que tan solo ha tenido unos pocos meses de preparación y que no se trata de un nadador profesional?
Continúo con la historia. Tras saltar a la fama y participar en varios programas de televisión, algunos solo para burlarse de él (en la televisión alemana lo pusieron a competir con una anciana de 85 años), Eric se prepara para competir en las olimpiadas de 2004 de Atenas. Consigue rebajar su marca personal por debajo del minuto (casi la mitad de su marca en Sidney) y consigue una marca suficiente para ganarse una plaza por méritos propios. Finalmente no participará en estos juegos por un problema con su pasaporte.
Vuelvo a preguntar, ¿consideramos a Eric como un fracasado, lo consideramos un perdedor por qué no ha conseguido ningún triunfo? … Silencio. Veo caras de respeto, admiración y simpatía hacia Eric.
Segunda parte superada: «El éxito o el fracaso no depende de las circunstancias, sino de nuestra actitud ante ellas».