Una noche todos los ratones se reunieron para encontrar la manera de liberarse de su mayor enemigo: El gato; y es que, desde que apareció en la casa, ellos no habían podido tener un día de tranquilidad; cada vez que salían se arriesgaban a morir bajo sus garras, tenían que correr desesperados, por miedo a aquel gato malvado.
Después de muchas horas de discusión llegaron a la conclusión de que lo mejor sería encontrar la manera de saber la ubicación del gato con total certeza, ya que así todos tendrían tiempo para huir. Pero… ¿Cómo hacerlo? No se les ocurría ninguna idea.
Después de discutir muchos planes, sin llegar a ningún acuerdo; un pequeño y joven ratón pareció encontrar la solución: -«Yo tengo un plan muy sencillo, pero que será un éxito total» dijo el ratoncito «Todo lo que tenemos que hacer es poner un cascabel alrededor del cuello del gato. Cuando se acerque lo escucharemos e inmediatamente huiremos, así no nos atrapará y tendremos algo de paz».
Todos los ratones estuvieron sorprendidos por no haber pensando antes en un plan tan sencillo. Pero, en medio de la alegría por tan sencilla solución. un viejo ratón se levantó, y dijo con preocupación:
-«El plan del joven ratón parece ser muy bueno. Pero antes de celebrar, yo quiero preguntarles esto:
¿Quién se atreverá a ponerle el cascabel al gato?»
Una cosa es decir que algo debe hacerse, hacerlo nosotros mismos, es otra muy diferente.