Cuando sientas que estas cansado de vivir, que tu éxito ha sido relativo, que muchas cosas no han merecido la pena, que algunas personas te han traicionado en materia de afectos, piensa… en lo que te ha mantenido vivo hasta ahora, en lo que crees, con lo que sueñas para callado, en lo que admiras, en lo que no haz alcanzado, en lo que realmente te motiva, en la gente con la que te encanta compartir, en momentos de placer pleno, en lecturas, en lo que te hace reír, en el paisaje, en el disfrute de las cosas sencillas, en esos momentos de paz, de ese relajo que producen modorra y un agujero en el tiempo.
Es bueno segmentar la vida y etiquetarla con frases, con logros, con el significado bueno que tuvieron y olvidar lo malo porque no se puede volver atrás, porque nos destruye en el presente y a futuro, porque no nos aporta, porque nos pesa, nos agobia, porque en definitiva no merece la pena.
Haz las paces contigo mismo y continua ligero, libre, agradecido y sal fortalecido de las experiencias. Hay que olvidar…, conservar lo bello vivido, agradecer a Dios por las oportunidades que la vida nos ha brindado, por la gente maravillosa con la que hemos coincidido, por los seres queridos que ya no están pero hicieron nuestros días mas cálidos, nos sirvieron de guía y nos acobijaron con su presencia.
Siempre hay un mañana, un sol tibio color durazno que nos pondrá en movimiento para seguir hundiendo los pies en la tierra. Piensa en las personas que te han marcado para bien y porque te han dejado huella.
Hay que liberarse de ideas o apegos que nos tienen anclado o preso de una situación, si se trata de algo material piensa ¿Qué necesitas al final del día para que parezca que tu esfuerzo diario merece la pena? Cubrir necesidades básicas, techo, comida, ropa, estudios, situaciones de emergencia y darte algunos gustos que te hagan feliz a ti y a los tuyos, mas, se vuelve una lucha sin cuartel que impedirá que disfrutes del tiempo que nos resta que nunca es suficiente.
Vive, siente, sueña, ama, descansa, relájate, olvida, perdona, abandónate, reconcíliate con la vida que estaremos en ella hasta que Dios quiera, disfruta, estírate, respira hondo, sacúdete el polvo del camino y mira lejos… nunca es tarde.
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