Reciban un cordial saludo y a la vez mi entrega semanal de la tradicional metáfora o parábola en la cual les compartiré una experiencia más de la vida. Espero sea de su total agrado.
Hace más de un lustro, «Juan» fue llamado a donde el director de la firma lo aguardaba para ver resultados de las compañías o clientes que tenía a su cargo, sería una sesión de provecho para ambos, ya que para «Juan» equivaldría a obtener el reconocimiento a su trabajo y el consabido aumento de sueldo y para el Director una oportunidad para establecer el mecanismo que le permitiera acercar más cuentas a la organización.
En el intervalo previo a la reunión de trabajo, «Juan» -siempre puntual a su trabajo- se topó con un tráfico inusual en el trayecto de su casa a la oficina, lo que le hizo llegar con 10 minutos de retraso a su trabajo, de igual manera; aún y cuando su atención al teléfono con los clientes era atenta y cordial, un «cliente» (de los que más de alguno ha de tener entre su cartera de clientes) se quejó de él porque no le tomó la llamada en el momento que la hizo -muy a pesar de que «Juan» le devolvió la llamada dentro de los 5 minutos siguientes. Estas situaciones llegaron hasta el conocimiento del Director de la firma.
Una vez que «Juan» llegó con todo lo necesario para iniciar el «feed back» de los avances de cada cliente y obtener el ansiado aumento de sueldo, se llevó la no grata sorpresa de una reprimenda de parte del Director, el cual, tomó en cuenta para el análisis del puesto los últimos sucesos previamente descritos como argumento para negar el aumento de sueldo.
Muy a pesar de esta situación tan injusta, «Juan» espero el momento de replica para ilustrar su desarrollo profesional y solicito a su Director una hoja en blanco para poner en ella únicamente tres puntos negros diminutos y procedió a solicitarle amablemente a su «líder» que era lo que observaba en la hoja.
Una vez analizada la encomienda de «Juan», el Director respondió un poco perplejo por lo que consideraba una respuesta de «parvulitos» que sin embargo acepto a resolver bajo un: «Sólo observo «tres puntos» negros en la hoja en blanco… ¡Muy bien!, -es la respuesta correcta, le dijo «Juan», y ¿sabes que significan?, -No, respondió éste. Pues bien, los tres puntos negros en la hoja en blanco representan la parte subjetiva de la percepción de las personas y el espacio en blanco son las cuestiones objetivas y de valor que tiene el ser humano y que lamentablemente pasan a segundo término debido a la falta de habilidad y honestidad para reconocer su gran valor, ya que este espacio en blanco es por mucho, mayor a los tres puntos negros.
Dicho esto, la junta concluyó con la lección para ambas personas, uno decidió seguir viendo los puntos negros, «Juan» por su parte emprendió a partir de ese momento, el viaje hacia su independencia laboral y su consabido éxito, convencido de que el «espacio en blanco» tenía demasiado peso para triunfar… y así fue.
Veamos el «espacio en blanco», las virtudes y cualidades de los seres humanos, no los puntos negros que en la mayoría de las ocasiones son nimiedades o cuestiones subjetivas sin valor, aprendamos a reconocer el valor de los seres humanos, en ello esta nuestra grandeza.
Muy atentamente,
CPC y MI Juan Gabriel Muñoz López
Consultor
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